¿Quien se preocupa por las generaciones venideras?
Estocolmo 1972, Nairobi 1982, Rio 1992, Johannesburgo 2002.
Desde más de treinta años, las conferencias de la ONU sobre ecología, medio ambiente y desarrollo tratan de poner un marco al desarrollo. Los trabajos del Grupo internacional sobre el cambio climático, el club de Roma y numerosas ONGS nos informan sobre los numerosos problemas que se plantean a la humanidad.
Tenemos conocimiento de los terribles problemas ecológicos a los cuales nos enfrentamos, la pérdida de biodiversidad, los problemas graves de polución y de las penurias de agua, el efecto invernadero provocado por nuestra actividad compulsiva, la escasez de los recursos naturales, la invasión de los productos químicos hasta en nuestra alimentación, los cementerios de materiales altamente radioactivos, pero no se ha hecho prácticamente nada para remediarlo.
Los informes científicos se acumulan, pero quien se preocupa seriamente de los riesgos que corren las generaciones venideras, no hemos hecho nada simplemente porque no somos nosotros quien vamos a pagar la factura, serán nuestros hijos o nietos.
Es más, el nuevo dogma es que la degradación del medio ambiente está causada por los pobres que son demasiado numerosos y no tienen tecnologías limpias. Así nuestro desarrollo económico se presenta como el protector del medio ambiente, no hay más que ver las publicidades de Repsol, de Iberdrola, y de los bancos que se presentan como los que cuidan nuestro futuro.
La globalización (palabra mágica) es la que va a salvar el mundo y todos los que se oponen a su andadura no son más que algunos ecologistas pesimistas cuando no ecofacistas.
Con esta doctrina dominante los pobres son doblemente afectados, no solo son las víctimas de las degradaciones ecológicas pero a la vez se les considera como los responsables.
Esta tesis que acusa la pobreza y oculta la insolente riqueza de los poderosos está muy arraigada entre los responsables políticos y económicos dominados por la religión del crecimiento económico muy promocionado por el Banco mundial.
Un millón de animales y vegetales podrían desaparecer según un estudio de la revista Inglesa Natura de aquí a 2050.
¿Que futuro preparamos para nuestros seres queridos?
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